Cuando digo «CHICHEÑOS» escribo en el sentido amplio de la palabra, tratando de buscar la unidad en la diversidad. La gran Nación Chichas, en su geografía contiene a indios mineros, campesinos, profesionales, amas de casa, jóvenes soñadores: cargados de ilusiones y esperanzas. Por ahí también leo que ser minero es signo de marginación, o una expresión peyorativa; cuando en realidad Bolivia para el concierto de las naciones del mundo es un país minero por excelencia. Además, no es solo 50 y tantos años de lucha minera, sino, 500 y más años de lucha y resistencia indígena minero. Solamente en la minas de plata de Potosí en la época de la colonia, dejaron sus vidas más de 8 millones de indios mineros. ¿Y, en la era republicana...? Entiéndase, sosteniendo a las oligarquías bolivianas, familias complacientes con los poderes extranjeros.
Yo, Juan Olarte Aldapi soy minero, Hijo de minero. Tal vez por eso, siento en lo que siento: la pasión alborotada en mis venas que me invitan a la rebelión. Crecí en Tasna Rosario, conocí mi primer amor en ATOCHA, considerada para mí, «Reina Minera del Sur». Soy como soy, porque mi carácter está formado en esos lugares de ensueño y mágico encanto. !Ay, si yo pudiera volver a mi ayer...¡
Para sostener lo que escribo, dedico a mis hermanos minero chicheños estos versos que hacen a la canción «EL HIJO DEL MINERO» que esta grabado en mí segundo disco de SAYARINA, y dice:
Nací del vientre de una chola, ay de mí
hijo de un minero soy
si eso es delito como él también moriré
Crecí masticando promesas, ay de mí.
Quise volar, mis pobres alas fueron cortadas,
tal vez mejor es vivir sin saber volar
Yo no sé lo que es vivir feliz;
pero yo sé lo que sufrir llorar.
Tener un pan mitad para hoy,
mitad para mañana
porque siempre faltará.
Recitado:
Que triste es ver al minero,
derramar lágrimas de impotencia
frente a la opresión y la injusticia;
pero más triste es ver a los hijos
crecer marcados para toda la vida
con el hierro candente de la desnutrición
Visto en el muro FB de Gaston Junior Leon Vidaurre